lunes, 18 de julio de 2011

Más darwinistas que Darwin

Articulo publicado en CatalunyaReligió.cat  Lun, 11/7/2011

Decir que la obra de Darwin ha tenido una influencia notable en la cultura occidental no es una gran novedad. Efectivamente la idea de que las especies vivas evolucionaron desde un antepasado común por selección natural se contrapuso a la explicación de los orígenes que narra el Génesis. Pero no es éste el impacto de las ideas darwinianas sobre el que quiero reflexionar ahora, teniendo en cuenta que ya se produjo la conciliación entre creacionismo y evolucionismo sobre todo a partir de la obra del jesuita Theilhard de Chardin y la explicitación de Juan Pablo II de que la fe cristiana no tiene dificultad en asumir el evolucionismo, siempre que no sea un evolucionismo sólo materialista y se asuma la acción de Dios en pasar de lo natural y animal a lo humano por la infusión del alma humana. Hablaremos de ello en otra ocasión.

En lo que sí quiero entrar es en otro tipo de impacto de las ideas darwinianas en lo que se ha denominado como darwinismo social. Esto es la utilización de las leyes naturales para justificar opciones morales y políticas. Históricamente se ha dado el fenómeno de una interpretación simplista del original Darwin. Etólogos reconocidos como Konrad Lorenz, o Richard Dawkins habrían sobrevalorado el papel que tiene la agresión y la supremacía de los más fuertes en detrimento de los débiles como mecanismo esencial de selección natural. Así interpretadas las leyes naturales justificarían todo tipo de sistemas políticos autoritarios y agresivos (el predominio de los fuertes). Nos suena un poco lo que ha sido el colonialismo, las dictaduras autoritarias (de todos signos) en la civilizada Europa? Y es que los sistemas políticos y sociales de buena parte de nuestra historia de los últimos 150 años han estado influidos por este darwinismo social. Aún a veces en entornos académicos se cita Darwin de esta forma. En el mundo de los negocios todavía algunos parece que tienen en la cabeza esta poderosa imagen de que el pez grande se come al pequeño en una especie de selva competitiva por la supervivencia. En la esfera de la educación todavía algunos educan los hijos como si tuvieran que vivir en una selva en la que sólo los fuertes sobreviven, etc. etc ...

Lo más curioso del caso es que Darwin nunca fue tan darwinista. Y es lo que han descubierto recientemente una nueva generación de etólogos como Jane Goodall o Frans de Waal: Incluso en las especies más agresivas de primates, como los chimpancés, el altruismo y el cuidado por los miembros del grupo tiene un papel esencial en su comportamiento y un valor clave para la supervivencia de la especie. Y si eso es así para los instintivos y agresivos chimpancés, como no debe ser también así para los sociales, tecnológicos y cooperativos humanos? Así pues se tienen de revisar totalmente los postulados del darwinismo social. No sobreviven los más fuertes que eliminan a los demás, sino los más adaptados. Y eso es lo que dijo Darwin! Y estos son (en el mundo animal) los grupos que saben colaborar más a partir de los lazos naturales de afecto.

Como suele ocurrir ha habido algunos que fueron más darwinistas que el propio Darwin, y en este caso los efectos que ello tuvo para la humanidad son bien conocidos. ¿Cuántos sistemas políticos autoritarios nos habríamos ahorrado? ¿Cómo se puede justificar una moral que quiera ser cívica a partir de postulados sólo individualistas y egoístas? Esto daría para mucho más. De momento visto el error y las consecuencias que ha tenido, parece que es lo suficientemente importante como para intentar corregirlo. De sabios es rectificar.

Y ahora os podéis preguntar: ¿Y a que viene que el Dr.. Gallifa nos quiera convencer por estas vías de la importancia del altruismo, si ya lo sabíamos! ... Si, amigos lectores, ya lo sabíamos, pero es que tenemos que estar en el atrio de los gentiles, ¿eh?

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