lunes, 13 de mayo de 2013

La formación de Maestros



(Texto publicado en la Revista de Blanquerna. n. 28)

Las demandas de formación de los maestros de hoy están determinadas por la necesidad de dar respuesta colectiva a los retos más importantes de nuestras sociedades del siglo XXI. Vamos a resumir algunos de ellos:

En primer lugar nos encontramos con la necesidad de responder a problemas bien inmediatos como son las elevadas e insostenibles tasas de fracaso escolar, reflejadas en los resultados poco deseables de nuestro sistema educativo en estudios comparativos internacionales. Para responder a este reto será necesario impulsar un mayor énfasis en la adquisición de competencias básicas, sobre todo las referidas a la lectura y la escritura y las matemáticas. No se puede, en este mismo sentido, olvidar la atención a la diversidad y el cuidado más especial a los alumnos con problemas de aprendizaje en estos procesos escolares básicos. Es posible, desde la escuela, abordar adecuadamente este reto por el mayor conocimiento existente de los diferentes tipos de déficits y trastornos. Para responder adecuadamente a la atención que requieren estos alumnos será necesario intensificar la colaboración de los maestros con otros profesionales: los logopedas, los psicólogos de la educación, los pedagogos o los psicopedagogos. La finalidad es trabajar, ya desde los primeros años de escolaridad, para prevenir un fracaso escolar que termina manifestándose más adelante.

Un segundo grupo de retos para la educación provienen de los cambios acelerados que se dan en la sociedad, por ejemplo los relacionados con el avance de las tecnologías de la comunicación. Debemos tener en cuenta que los niños y niñas de hoy pertenecen a generaciones de nativos digitales. Y las tecnologías de la comunicación tienen grandes posibilidades educativas, pueden facilitar la tarea del maestro y proporcionar situaciones de aprendizaje motivadoras. Otro de los retos de las sociedades de hoy se derivan de su característica multicultural y multilingüe, con el papel del inglés como lengua de comunicación global. Junto al dominio de las dos lenguas cooficiales se debe aprender con naturalidad la tercera lengua, el inglés. Se trata de un reto pedagógico, dada aquí la escasa presencia social del inglés, que contrasta con las necesidades profesionales y personales de dominio lingüístico. Así pues, además de aprender el inglés, será necesario intensificar el aprender también en inglés otras materias (metodología AICLE), para contribuir a esa naturalidad de una escuela multilingüe.

Pero, ¿se acaban aquí los retos? ¿Es eso todo? No lo creemos. Hay un reto tal vez de más recorrido que deriva de un cambio de fondo y que podríamos denominar como el paso de una modernidad "tecnocientífica" a una modernidad "humanista". Hace unos años muchos expertos en educación, algunos de ellos importantes, defendían que la escuela sólo tiene que instruir. Esto era muy coherente con la cosmovisión de esta sensibilidad tecnocientífica: enseñanza de contenidos y procedimientos y pragmatismo en las formas de actuar. Pero ¿es suficiente hoy instruir? Con el cambio en la sensibilidad moderna que hemos citado, debemos decir que no lo es, y que la instrucción debe ir acompañada de una educación del ser de la persona, de una educación integral; una educación de todas las dimensiones de la persona, también las dimensiones que pueden pasar más desapercibidas porque tienen un mayor dinamismo inconsciente como son la esfera afectiva y emocional. El ideal de persona de hoy se parece al del humanismo renacentista, una persona con diferentes facultades y que va realizando su potencial.

Esta educación integral replantea también el reto de la educación de la dimensión espiritual y religiosa. El objetivo no es nuevo pero sí lo es el reto de cómo abordarlo de acuerdo con las características del mundo de hoy. Esta esfera conlleva tratar lo que en la educación clásica se denominaba como educación de las virtudes. Así, junto a la formación de la inteligencia-intelecto y de las emociones, debe haber también la formación de la voluntad y del carácter, por un desarrollo armónico de todas las facultades humanas.

Aterrizando en la formación de los maestros, ya Manjón a principios del siglo XX, dijo que "quien educa a un niño o a treinta Hace un bien; pero aún lo hace mucho mayor quien forma a un Maestro, esto es un educador de cientos y miles de niños que tienen que pasar por su escuela ". Todo un reto para Blanquerna, institución continuadora de la escuela de Magisterio del Sagrado Corazón (fundada en 1948), y heredera de su legado de calidad intelectual, de personalización, y de buen tono en la formación de maestros de Cataluña.
 

El cardenal Bergoglio y la Educación

(Artículo publicado en catalunyareligio.cat, 18-04-2013)

Hemos ido conociendo, y bien seguro que iremos conociendo más, el perfil personal, intelectual, teológico y pastoral del Cardenal Jorge Bergoglio. Nos gustaría reflexionar brevemente sobre una de estas dimensiones en la que quizá no se haya prestado tanta atención como es la del Bergoglio educador.

Nos ha llegado del otro lado del atlántico un libro de Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti publicado en 2010 que se titula "El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio, S. J. ". Efectivamente, como bien se sabe, el Cardenal Bergoglio proviene de la Compañía de Jesús, así pues el componente educativo fue importante en su biografía. En el libro citado, que toma forma de diálogo con los autores, explica entre otros aspectos sus experiencias educativas que se iniciaron, según explican los autores, en el Colegio de la Inmaculada Concepción, de la ciudad de Santa Fe y luego en el Colegio de El Salvador, de Buenos Aires. De estos colegios narra sus primeras experiencias educativas: “Antes de entrar al seminario, había estudiado química y pensé que me iban a dar alguna materia científica, pero no, me encomendaron impartir Psicología y Literatura. Y Psicología la había estudiado cuando cursé Filosofía y me resultaba fácil, mientras que para Literatura, que me gustaba mucho, tuve que prepararme durante el verano” explica Bergoglio. En el libro narra también sus primeras experiencias con alumnos, que se nos hacen comprensibles y nos impresionan porque son las de un educador muy vocacional en sus inicios: “Los quise mucho —escribe Bergoglio en el prólogo del libro de un antiguo alumno al evocar aquellos alumnos—; no me fueron, ni me son, indiferentes y no me olvidé de ellos. Les quiero agradecer todo el bien que me hicieron, de manera especial, al obligarme y enseñarme a ser más hermano que padre.”

En el libro citado, existe también la perspectiva de cómo el Cardenal Bergoglio entiende la escuela y la educación. Veamos algún ejemplo. Le preguntan:

—"¿Cómo puede la escuela encontrar el difícil punto de equilibrio entre el anclaje en el pasado, que puede ser un necesario marco de referencia y la necesidad de educar para un mundo diferente, imaginando el futuro donde se deberán insertar los alumnos?

Responde Bergoglio: —Vamos a hablar del alumno y hacerlo extensivo a la escuela. Suelo decir que para educar hay que tener en cuenta dos realidades: el marco de seguridad y la zona de riesgo. No se puede educar solamente en base a marcos de seguridad, ni solamente en base a zonas de riesgo; tiene que haber una proporción, no digo equilibrio, sino proporción. Siempre la educación supone un desequilibrio. Uno empieza a caminar cuando nota lo que le falta, porque si no le falta algo no camina.

—¿Cuál sería, entonces, el sano desequilibrio educativo?

—Hay que caminar con un pié en el marco de seguridad, o sea, en todo lo que viene adquirido, lo que fue incorporado por el alumno, aquello donde está seguro y se siente cómodo. Y con el otro pié, tentar zonas de riesgo, que tienen que ser proporcionales al marco de seguridad, a la idiosincrasia de la persona, al entorno social. Entonces, se va transformando esa zona de riesgo en un marco de seguridad y así sucesivamente, se avanza en la educación. Pero, sin riesgo, no se puede avanzar y, a puro riesgo, tampoco".

Es muy clarificador como entiende Bergoglio la educación: seguridad y zona de riesgo en desequilibrio y movimiento continuado, para posibilitar que el alumno avance. Una visión bien útil y necesaria para la forma de entender la educación en las instituciones educativas de hoy. Todo un reto para los educadores. También parece revelador su pensamiento sobre el cambio humano.

jueves, 18 de abril de 2013

Alegria por los tiempos que vive la Iglesia


Si tuvieramos que resumir el sentimiento por estos últimos tiempos que está viviendo la Iglesia con una palabra diríamos: Alegría! Hemos vivido con una gran alegría la elección, entronización y progresivo conocimiento del papa Francisco. Confieso que no entiendo mucho de la Curia del Vaticano, ni sabría explicar qué cambios internos se deberían hacer. Por lo que dijo Benedicto XVI alguna renovación será quizás necesaria. Por mi parte no tengo expectativas de cambios doctrinales, ni de reformas espectaculares. Sí creo que puede haber una progresiva evolución siguiendo las lógicas de los tiempos. Pero, ¿de dónde viene esta alegría? ¿En que se fundamenta? Trataré de explicarlo.

El papa Francisco tiene una forma de comunicar, una manera de acercarse a las personas, sean más importantes o menos, y una expresión personal muy identificables. Lo sentimos cercano porque tiene ese sentido del humor sano que hemos podido conocer en religiosos que hemos tratado, o en curas de parroquia, un tono alegre, distendido, cordial, con este distanciarse un poco de su rol importante y poner en primer plano al otro. El Papa Francisco pone por delante las personas, si es necesario rompiendo el protocolo. La Iglesia con Francisco se hace más identificable y reconocible por lo que en realidad ya es, por este estilo personal y llano. Esto lo acerca a la gente, los propios católicos y quizás también a personas alejadas de la Iglesia. Ello no está contrapuesto a su altura intelectual.

Por otra parte con sus gestos da buena muestra que se pone al servicio de los demás, sus hermanos obispos y cardenales, y al servicio de Roma y de todo el pueblo de Dios. Con estos gestos la Iglesia se sitúa en una posición de mayor humildad. En una frase lo expresó así: "Una Iglesia pobre y para los pobres". El servicio a los demás, a los más necesitados, se pone por delante, adoptando explícitamente posiciones inequívocamente evangélicas que son comprensibles para todos, y acercando mejor en el mundo de hoy la figura de Jesucristo. Los tiempos cambian y las circunstancias y los tiempos marcan el talante que seguramente hay que seguir en cada época. Seguramente Francisco es el Papa que necesita el mundo de hoy para acercar Jesucristo a las personas, otros tiempos habrían tenido otras lógicas.

Su mismo nombre hace que inequívocamente se abran unos tiempos nuevos para la Iglesia. El Dr. Salvador Pié en la hoja dominical última titulaba un escrito con la siguiente frase: "El nombre de Francisco, todo un programa Eclesial". Estos signos y gestos, este estilo, son consustanciales a este pontificado y a nuestros tiempos y un nombre lo sintetiza: Francisco. Nunca un Papa había tenido por nombre Francisco. Lo que voy a decir quizá sea un deseo, pero lo veo posible: Tal vez Francisco propicie la tan necesaria aproximación de dos realidades de la Iglesia que a veces han parecido seguir direcciones diferentes: La curia y la Iglesia-organización por un lado y los valores evangélicos y pueblo de Dios por otro. Cuántas veces hemos oído cristianos decir algo así como: "soy cristiano pero no me identifico con la parte institucional de la Iglesia"... Tal vez con Francisco pueda haber una mayor experiencia de unidad. Recordemos que sin unidad no hay amor.

Alegría pues por el nuevo Papa. Un jesuita, un religioso, un cardenal proveniente de una ciudad cosmopolita y diversa, un pedagogo y pastor, un hombre preparado y coherente, que habla claro, de un país periférico, y de lengua española. Tal vez será un Papa que sabremos interpretar mejor, más cercano culturalmente a las coordenadas de nuestra Iglesia. Nos lo podremos hacer más nuestro, de todos. El Papa Francisco nos ha sorprendido pero también nos interpela. Habla muy claro: "Si no hablamos de Jesucristo esto no funciona".

lunes, 21 de enero de 2013

El Dr. Lluís Urpí y los orígenes de la Escuela de Magisterio "Sagrado Corazón" (Blanquerna) (1)


Hemos releído el libro de la Dra. Mariàngels Riera "Les arrels de Blanquerna", donde explica la historia de la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón, fundada en 1948, más tarde llamada Escuela de Maestros Blanquerna, y hoy integrada en la Fundación Blanquerna y en la Universidad Ramon Llull. Entender los orígenes de las instituciones, el espíritu que animaba a sus fundadores y los diferentes momentos de la historia que las han marcado, así como las personas que han dejado huella en ellas, es un ejercicio interesante para entender el presente. El trabajo de Mariangel Riera contribuye a este fin de manera muy relevante.

La Escuela de Maestros del Sagrado Corazón nació en Barcelona como escuela normal femenina en 1948, por una iniciativa del canónigo Dr. Lluís Urpí y Carbonell, bajo el pontificado del obispo Dr. Gregorio Modrego, al amparo de la Ley de Educación Primaria de 1945, que otorgaba a la Iglesia el derecho a la creación de escuelas normales. Con la creación de la Escuela del Sagrado Corazón se cumplía el objetivo manifiesto de tener una escuela normal femenina donde las religiosas pudieran obtener una formación científica y pedagógica, a la vez que un título del estado.

Sin embargo el Dr. Urpí, tal y como expone la Dra. Riera, tenía la ilusión de poder crear un día una universidad católica en la diócesis de Barcelona. Así lo manifestó en una intervención con motivo de la bendición de los nuevos locales de la Balmesiana (Biblioteca Balmes) el 4 de octubre de 1940, unos años antes de la fundación de la Escuela del Sagrado Corazón. La temática de las conferencias y comunicaciones trataron el tema de "la Organización de los estudios religiosos en España". Intervinieron el Dr. Tusquets, los hermanos Carreras Artau, el jesuita Enrique Herrera Oria, entre otros. La intervención del Dr. Urpí trató de la necesidad de fundar universidades católicas con la vocación de formar "seglares Ilustrados llamados a ser dirigentes en la sociedad". La Dra. Riera explica cómo tenía que participar también en el acto el rector de la universidad del "Sacro Cuore" de Milán, que al final no pudo desplazarse por motivo de la guerra en Europa. Decía el Dr. Urpí lamentando esta ausencia: “Él nos hubiera contado, con frase sacudida por el entusiasmo cortante como su pluma fecunda, la gènesis, el desarrollo, las dificultades y los grandes éxitos de su centro universitario, sus distintes facultades, sus centenares de càtedras, el hormigueo de sus juventudes, sus laboratorios y seminarios, los afanes nunca colmados y sus realizaciones cada dia nuevas... Todo ello hubiera resultado altamente aleccionador, estimulante, en nuestras presentes circunstancias”. I mas explícitamente: “Se nos dirá que la idea de una universidad catòlica en nuestra patria debe ser relegada, hoy por hoy, a la categoria de sueño, expresamos un deseo, una necesidad, no hacemos más”. 

Unos años más tarde el Dr. Urpí fue el primer director de la Escuela de Magisterio del Sagrado Corazón. Nos expone la Dra. Riera, que la escuela era modesta en sus inicios, con más entusiasmo que medios, pero con una gran exigencia de calidad. El Dr. Urpí, al igual que ocurre por ejemplo en la universidad del "Sacro Cuore"-explica Mariàngels Riera-quería que la escuela fuera la única en la diócesis, como referencia de la educación superior cristiana de calidad. De todas formas en aquellos años se fueron fundando otras muchas escuelas de maestros de la Iglesia, como veremos en una próxima entrada.

Desde aquellos inicios se fueron produciendo progresivamente cambios importantes, por ejemplo en la composición del alumnado, que pronto fué mixto y con la incorporación de seglares, que fueron con el tiempo mayoritarios, convirtiéndose en pocos años una escuela totalmente abierta a estudiantes de todas las procedencias. Se han formado en Blanquerna más de 12.000 maestros en el transcurso de su historia. Historia que sigue siendo muy viva en los estudios de Magisterio Blanquerna, hoy en la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación y del Deporte.

El Dr. Lluís Urpí, nombrado en la inauguración del curso 1971-72 Director Honorario a perpetuidad, habría visto tal vez cumplido su deseo de que Barcelona tenga una gran universidad católica. Efectivamente la Escuela de Maestros del Sagrado Corazón (ya como Blanquerna), siendo fundadora y una parte muy significativa de la Universidad Ramon Llull, fue creadora de otros estudios universitarios, hoy integrados en la Fundación Blanquerna y en la Universidad Ramon Llull.

martes, 8 de enero de 2013

Sobre el seny


Artículo publicado en la Vanguardia el 31/10/12 (antes de que una entidad financiera hiciese del "seny" parte de su imagen corporativa)

Son tiempos propicios para hacer uso de la cualidad más representativa del carácter catalán: el “seny”. Muchos apelan a él. Pero ¿qué es exactamente?

Empecemos por cosas que se le parecen pero que no son el “seny”: “Seny” no es inhibición o timidez, tampoco es cobardía o retraimiento, que estarían motivados en este caso por el miedo. Tampoco es “seny”, aunque se pueda confundir con él, posponer las decisiones, no actuar, o dejar que las cosas sigan su curso sin interponerse. “Seny” no es pues inacción, ni tampoco individualismo, o velar solo por los intereses propios. Algunos han definido “seny” como sentido común, como prudencia, como formas educadas, o como tradicionalismo pero no es exactamente ninguna de estas cosas. Entonces ¿qué es?

El “seny” se forjó a través de la forma de vida de generaciones y generaciones en la casa pairal, un universo local, cercano, cálido, conocido, familiar, y al mismo tiempo áspero y difícil, pero finalmente asumido y dominado. El “seny” se hizo también de golpes precisos de herramienta del menestral que dominó su oficio, a lo largo del transcurrir de la vida de generaciones. Es pues una sensación de seguridad, de domino, de confianza serena. Es una forma de ser y estar en el mundo, quizás la expresión más genuina del alma catalana. Se transmite con la integración al país. Lo podríamos definir como la capacidad de hacer en cada momento lo más oportuno, de forma comedida y armónica, y de poner cada cosa en su lugar. Así el “seny” seria la capacidad de ordenar el espacio y el tiempo con el movimiento preciso. “Seny” podría ser también el mesurado equilibrio del intelecto, la voluntad y las pasiones que propuso Balmes en “el Criterio”. 

Al “seny” no le gusta, por tanto, ni el desorden, ni la falta de armonía, ni el hacer las cosas a destiempo. Sin embargo el “seny” genuino es esencialmente proactivo y propositivo y afecta tanto a la percepción de la realidad, como a la apreciación de la vida y sus circunstancias. También contribuye a una especial comprensión de los fenómenos y a encontrar las formas más adecuadas de actuación. Ser “assenyat” no está reñido pues, ni mucho menos, con la colaboración con los demás, ni tampoco con los proyectos colectivos cuando son una prolongación armónica, ordenada y en el momento oportuno del universo personal.

Josep Gallifa
Catedrático. Facultat d’Educación Blanquerna-URL