martes, 27 de septiembre de 2011

Los jóvenes de hoy según Javier Elzo


Con el inicio del curso académico renovamos la ilusión y el contacto con los jóvenes universitarios, un contacto que nos enriquece y que nos interpela: ¿Quiénes son estos jóvenes que tenemos delante escuchándonos, a los que preguntamos, sugerimos y animamos al trabajo intelectual y académico?

Javier Elzo es uno de los sociólogos que ha estudiado a los jóvenes desde la perspectiva generacional.  A finales del curso pasado asistí a una conferencia suya en Blanquerna donde nos dio algunas claves interesantes para entender los cambios en los jóvenes de hoy. Paso a resumir muy brevemente algunas de sus aportaciones más singulares y a hacer una breve reflexión.

Primero decir que sus aportaciones se basan en el análisis de resultados de diferentes encuestas a los jóvenes: Jóvenes españoles 2010, BBA Universitarios 2010, Valores 2010, Jóvenes, valores y drogas 2006.  Los resultados de estos estudios muestran en primer lugar que los jóvenes no son una categoría uniforme, es decir que no hay una única forma de ser joven. Por otra parte si los tenemos que contextualizar respecto generaciones de otras épocas, los jóvenes actuales para Elzo: son pocos y hay muchos hijos únicos, la adolescencia (caracterizada singularmente por estar anclados en el presente) comienza antes y termina más tarde; usan las nuevas tecnologías para comunicarse (con los efectos negativos que pueden tener las opiniones anónimas negativas); provienen de muchas etnias y culturas de origen; viven en familias más frágiles; tienden a banalizar las drogas (cannabis, cocaína, alcohol) con mayor preponderancia del modelo nórdico de consumo y asocian alcohol a fiesta y a diversión nocturna y-en general-tienen más recursos materiales y educativos.

Comparando los resultados de las encuestas de 2006 y de 2010 Elzo encuentra que:

Ganan en importancia para las vidas de los jóvenes los amigos, el tiempo libre y la política y bajan el trabajo y la religión. Para los jóvenes con estudios primarios lo más importante es ganar dinero y trabajar y para los jóvenes universitarios lo más importante es la pareja, la vida sexual y la política. Contrariamente a lo que se dice los jóvenes de 2010 perciben menos amenazas que los de 2006, lo que Elzo ve como un signo de que los jóvenes están más acomodados, por eso nos advirtió que no nos engañemos con el 15 M: Ha bajado en general la pertenencia a asociaciones.  Esto hizo decir al ponente que, por los datos, parece que son pocos los que quieren cambiar la sociedad, aunque se vean más. Los jóvenes de ahora tienen más confianza, excepto en las grandes empresas y la Iglesia. El tema de la confianza varía un poco en Cataluña donde los jóvenes confían más en la prensa y menos en las fuerzas armadas, la Iglesia, las ONG, la política, las grandes empresas, la Unión Europea, la OTAN o la corona si los comparamos con sus semejantes del resto de España, son-podríamos decir-un poco menos confiados.

Respecto a las instituciones que merecen más confianza (2006) en los primeros lugares están las universidades, las escuelas y las ONG. Por otro lado los iconos de los jóvenes -detectados por Elzo- son en este orden: el dinero, la discoteca, el preservativo, el coche, la moda, una copa de alcohol, un libro ... Ponemos sólo los primeros, la lista es más larga pero ya vemos por donde van los tiros. Los problemas que han crecido en importancia para ellos son: la vivienda, la seguridad ciudadana y la inmigración.

Decíamos que los jóvenes no son iguales. Elzo elaboró ​​las siguientes tipologías atendiendo a la doble dimensión integración / compromiso: El 32% de los jóvenes pertenecen a la categoría integrado / normativo (alta integración), el 22% es retraido (integración pero con pasividad), el 19% pertenece a ventajista / disfrutador (pasividad, sentido de la fiesta), el 15% es alternativo (comprometido pero con baja integración) y finalmente el 11% sería incívico / desadaptado (poca integración, poco compromiso). Hay por tanto, a pesar de los tópicos, un buen porcentaje de jóvenes con alta integración.

Llegados aquí nos podemos preguntar cómo afrontará esta generación joven, un poco más adaptada y acomodada que generaciones anteriores, las dificultades y el realismo que requerirá el contexto de crisis en el que se encontrarán inmersos, sobre todo cuando acaben los estudios y deban hacerse cargo de su futuro. Ojalá salgan bien parados, pero es una dificultad objetiva cuando hay que pasar de la facilidad y la abundancia a un mayor esfuerzo y dificultad. Seguro que tendrán nuevas estrategias más relacionales y de uso de la tecnología y eso les hará estar más en consonancia con los tiempos que vendrán o en los que ya estamos.

Por otra parte, y ya viene siendo una constante en nuestro país entre los jóvenes, es una auténtica lástima la consideración que les merece la religión en general y la Iglesia en particular. Ya sabemos que no son todos, que también están los jóvenes de la JMJ, pero los datos sociológicos nos deben hacer reflexionar. Es un reto para todos, pero sobre todo para los que estamos en entornos universitarios o educativos el cómo llegar a estos jóvenes suficientemente adaptados pero con este estilo un poco descomprometido e individualista (ya sabemos que no se puede generalizar).  No parece que el estilo de vida actual ayude. Algunas posibles luces: El sentido de lealtad, la apertura al mundo, la importancia de la experiencia del presente que tienen los jóvenes de hoy pueden tal vez abrir brechas.  Además los jóvenes-dijo Elzo-buscan referentes ya que reciben mil inputs que no controlan y deben tomar decisiones rápidas. Necesitan buenos modelos y referentes que tenemos que saber proporcionar y hacer explícitos.

lunes, 19 de septiembre de 2011

La perspectiva generacional (2)



En escritos y reflexiones es común utilizar a menudo expresiones como: los ciudadanos de hoy, la sociedad actual, ... sobreentendiendo como si las personas fueran iguales y uniformes. Es un legado remoto de las revoluciones liberales y las ideas asociadas que estas llevaron. El igualitarismo, que en aquellos tiempos fue emancipador respecto al carácter de súbditos que tenían las personas en el Antiguo Régimen, se convirtió en uno de los motores de las dinámicas sociales. Sin querer tenemos este igualitarismo incorporado en nuestras comprensiones de la historia y de las dinámicas de la sociedad, como tantas otras cosas del pasado que siguen operando en las mentalidades del presente. Desde estos marcos se hace difícil tener en cuenta las diferencias que se producen entre grupos de personas que conviven en nuestra época, es decir tener en cuenta la perspectiva generacional. Y sin esta perspectiva no se pueden entender adecuadamente algunos interesantes fenómenos.

Así en Historia cuando se habla de generaciones se hace generalmente como si estas pudieran abarcar largos periodos de tiempo: La generación de los ilustrados, la generación del Romanticismo, etc.  Muy extrañamente interesa estudiar las diferencias entre personas que se puedan producir dentro de una misma época. Por otra parte son todavía pocos los sociólogos que han tratado esta perspectiva. Esto es explicable, tal vez, a partir de la comprensión del impacto omnipresente que tuvieron hace unos años las perspectivas marxistas, o economicistas en general. Pero esta carencia es, con la perspectiva de ahora, intelectualmente poco justificable.

Hay sin embargo otra forma, seguramente todavía poco explorada, de entender las generaciones. Ortega y Gasset, siguiendo Dilthey, definió más o menos una generación como: "un grupo de edad de hombres y mujeres que comparten una forma de existencia o un mismo concepto de vida, y que valoran el significado de lo que les pasa en términos de un mismo fundamento de convenciones y aspiraciones ". Esto quiere decir que las personas que viven en unos mismos tiempos tienen unas experiencias equivalentes y eso los lleva a visiones similares y dar significado a sus experiencias de formas similares. Sólo las experiencias compartidas dan lugar a generaciones, escribió Mannheim hace un siglo.

Y cuando se forman estas experiencias generacionales? Aquí hemos de recurrir a la Psicología. Muñoz Espinalt, que estudió el carácter humano de forma innovadora y original, decía que es en la adolescencia cuando se forma el carácter de la persona. Así pues, resumidamente, las experiencias generacionales de las que hablábamos serían sobre todo el resultado del impacto de las vivencias de los años de la adolescencia y primera juventud.

Un paso más: Y cuando dura una generación? Unos autores dicen que la duración de una generación es de 25 años, otros 40 o también 70 años. Estas largas duraciones serían coherentes con aquellas visiones más tendentes a la uniformización histórica de las que hablábamos. Ortega y Gasset cifra la duración de una generación en un tiempo concreto: 15 años. Se podrá argumentar: bien y porque no 14 o 17? De acuerdo, quizá pueda haber una pequeña flexibilidad. Pero la biología humana tiene unos marcos temporales biológicamente establecidos y parece que la dinámica de la renovación de la cultura (ideas, visiones) es aún más rápida. Algunos autores como Gardner la cifran en 10 años por parte de las mentes más creativas. Es razonable esperar que el grueso de una sociedad requiera de unos pocos años más. Estos aproximadamente 15 años deberían permitir que un grupo de personas en unas franjas de edad determinadas (adolescencia y primera juventud) estuvieran expuestas a un mismo tipo de experiencias. Así se constituirían las experiencias básicas de una generación.

Ya tenemos el marco interpretativo. La relevancia de entender así las generaciones es que hoy, tal vez como nunca antes, hay unas importantes diferencias en las experiencias generacionales básicas entre las personas. Espero poder ir explicando en próximos artículos (no sucesivos) las características de las generaciones de hoy y la importancia y relevancia de la convivencia y colaboración intergeneracional, así como el interés que tiene esta reflexión para la Religión.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Diálogo entre generaciones

Con el verano y las vacaciones aumenta el tiempo dedicado a la convivencia familiar y esto favorece el contacto entre generaciones. Quizás nunca como en el presente ha habido unas diferencias tan acusadas en las experiencias generacionales como las que hay entre los niños y adolescentes de ahora y las personas mayores que lo fueron en la época de la postguerra. ¿Debe, sin embargo, ser esto un obstáculo para el diálogo entre generaciones?  Esperemos que no.
La humanidad se ha desarrollado gracias a la transmisión de conocimientos y aprendizajes de generación en generación, lo que contrasta con la tendencia del mundo de hoy hacia el aprendizaje individual, por ejemplo, utilizando la red como fuente de información. La pregunta sería: ¿Podemos prescindir de la sabiduría y la experiencia de la gente mayor?  La respuesta: ¡no! Quizá la información más objetiva puede proporcionar aprendizajes relacionados con el saber y el saber hacer. Sin embargo hay una parte muy significativa del aprendizaje que tiene que ver con el aprender a ser. Y esta parte se aprende fundamentalmente del contacto humano en un contexto de afecto y de lazos familiares o de amistad. Aquí es donde resulta muy recomendable el diálogo entre generaciones.
El ser de la persona se entreteje en las historias familiares o en las narraciones llenas de vivencias y significado. Esto es lo que siempre hicieron los mayores: traer el pasado al presente, narrándolo, explicándolo, lo que favorece mecanismos humanos indispensables para la vida y para la felicidad personal: la atención, el saber escuchar, la actitud contemplativa, la imaginación, el valorar los pequeños detalles y la profundidad de las cosas sencillas. Ello requiere sin embargo calma, dedicación y tiempo.  Y el tiempo es el elemento que se puede dar en estos periodos vacacionales donde hay oportunidades para una convivencia más relajada.
Sería un error por parte de los mayores pensar que su experiencia no puede servir a las nuevas generaciones de los videojuegos y de la imagen. Muy al contrario el diálogo y la comunicación son más necesarios que nunca ante la abundancia de información. A pesar de las diferencias generacionales es imprescindible el diálogo intergeneracional.   
Josep Gallifa
Catedrático de la Facultad de Psicologia y Ciencias de la Educación y del Deporte Blanquerna.
Universidad Ramon Llull

Quién fué Francesc Sagrera


Francesc Sagrera (Breda, 1902- Moià, 1940) fue un sacerdote escolapio, que pese a su delicada salud, desarrolló un apostolado intenso que dejó una huella profunda en todos los que lo conocieron. Sus discípulos (así es como les gustaba autodenominarse) crearon una fundación que lleva su nombre para dar continuidad en el mundo de hoy a su mensaje y espíritu. Esta fundación inició hace unos años el proceso de beatificación de este Siervo de Dios, proceso que está haciendo su curso en Roma, impulsada sobre todo por su antiguo presidente el Sr. Isidre Prat. Quedan ya muy pocos discípulos y son de edad avanzada. Estos discípulos hace unos años me hicieron el honor de nombrar Presidente del Patronato de la Fundación. Escribo sobre Francesc Sagrera a propósito del traslado de toda la documentación sobre Francesc Sagrera que estamos haciendo desde la sede de la Fundación al nuevo archivo provincial de las Escuelas Pías de Cataluña. Esta semana pasada tuvimos la ocasión de visitar el archivo, con el P. Josep Liñan –secretario del Patronato-. El P. Joan Florensa, archivero provincial, muy amabemente nos mostró todas las instalaciones del nuevo archivo y pudimos valorar la buena organización de la documentación y el buen trabajo que se hace allí.

Sobre Francesc Sagrera se han escrito varias biografías (la del P. Solá, la de Josep Liñan, la de Carles Riera o la de Jaume Bayó son las más conocidas) También la Dra. M. Lidon Sanfeliu realizó su tesis doctoral sobre la actualidad de su pensamiento.

Presentamos a Francesc Sagrera: Es difícil sintetizar en poco espacio toda una vida, pero quisiera dar, para empezar, unas pinceladas sobre quién fue Francesc Sagrera y explicar también qué relevancia creo que tiene para la Iglesia de hoy. Para presentarlo, recojo algunas frases de personas que han hablado de él:

Mn. Pere Ribot, compañero de seminario, dijo que Francesc Sagrera era ... "Abierto, generoso, de palabra optimista, con una humildad natural que brotaba de todo su ser. La parte espiritual y sobrenatural era aún más evidente y más fuerte. "

Mn. Josep M. Aragonès tituló su reflexión: "El P. Francesc Sagrera, formador, Mestre Ungit".  Dice de él: "Lo que él sabía lo vivía, y lo que vivía en plenitud lo hacía vivir a sus alumnos, que poco a poco, llevados por la corriente vital y vitalizadora del maestro, se hacian discípulos suyos, seguidores de sus enseñanzas. Era un maestro que haciendo "sabios" sabía hacer y hacía personas "....  "...Santo lo era en todas partes, también en clase con los alumnos. Él se santificaba e introducía sus chicos en el camino del seguimiento de Jesús en la vivencia de su humanidad. El P. Sagrera fue un maestro ungido con el carisma del educador y con la unción sacerdotal, que le hizo ministro de la caridad de Cristo, le urgió a ser fiel seguidor y apóstol en bien del pueblo que tenía encomendado ".

El P. El P. Josep Liñan, uno de sus biógrafos más completos destaca de él algunas cualidades humanas: el sentido de la justicia y de la dignidad, la elegancia espiritual y la delicadeza, también que fue forjador de ciudadanos a través de su avanzada pedagogía. Dice de él: "Su espiritualidad era firme, al estilo de San Juan de la Cruz, a quien cita explícitamente, en sus numerosas cartas." ... "El P. Sagrera me impresionó desde el primer día por su equilibrio, por su manera de vivir, de hablar, de reír, de orar, de decir misa. Todos los novicios lo veíamos siempre coherente. Su muerte me impactó ... ... Vimos la gente que subía a rezar cuando estaba de cuerpo presente ".

El P. Jaume Bayó explica en el principio de su biografía sobre el P. Sagrera: "Cuando decidí hacerme escolapio y le digo al P. Josep M. Torrent, entonces Vicario General de la Diócesis de Barcelona, ​​ejerciendo prácticamente de obispo, me dijo:-Si tienes que ser como el P. Francesc Sagrera, de acuerdo, si no no te hagas escolapio-". El P. Bayó habla del hombre, del sacerdote, del escolapio, del educador, y de su apostolado a través de los Círculos de Estudio de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña. Dice de su sacerdocio: "El P. Sagrera se adelantó a lo que, al cabo de bastantes años, el P. Balducci, insistió en que de acuerdo que éramos educadores y religiosos, pero no podíamos dejar de lado el sacerdocio, tanto de cara a los alumnos como de cara a la sociedad. Era todo un sacerdote!. Cuando más ejerció su profundo sacerdocio fue, naturalmente, en los días de la persecución y básicamente en un epistolario que derrama por todas partes una espiritualidad profunda ".

El Dr.Carles Riera escribió una biografía para niños y hablando del P. Sagrera en primera persona dice: “… Poco a poco voy descubriendo el sentido de la vida: todo lo veo a través de Dios, comprendo como Cristo es el centro de toda la creación." "... El testamento de Cristo es el Amor y amor significa perdón y olvido. "

Ponemos también unas palabras del propio P. Francesc Sagrera.  Ante el dolor y la tristeza por los tiempos que le tocó vivir él afirmaba que quería como sacerdote y educador: "Forjar hombres de temple y de carácter, de convicciones firmes y arraigadas, de envergadura espiritual fortísima, y ​​que sean a la vez verdaderos apóstoles de la Verdad, encendidos de celo y ungidos de la caridad evangélica: simiente que fermentará y infundirá un aliento de vida nueva a la gran masa de vida informe y inadaptada que es la sociedad presente "(Agosto, 1932).

Hecha esta breve presentación nos podemos preguntar porque tenemos ahora que recuperar Francesc Sagrera. No se trata de idolatrar personas, pero si de reconocer y admirar los buenos modelos que Dios ha puesto en nuestro camino. El P. Sagrera es un modelo de sacerdote-maestro, de predominio de los valores del Espíritu en la pedagogía y en la vida. Pero, además, y de forma muy interesante, Francesc Sagrera nos permite hacer un puente con la Iglesia más viva de la segunda mitad de los años veinte y también de los años treinta. Necesitamos escuchar otra vez la voz de aquella Iglesia y conocer algunos de sus ideales y propuestas, que no se pudieron realizar del todo por como fué después la historia. Necesitamos esa voz para tener más perspectiva y así, tal vez, poder salir de tantos y tantos planteamientos basados ​​en esquemas demasiado influidos por lo que pasó después.  Seguiremos.