martes, 31 de enero de 2012

El Cardenal Newman y la Educación Superior Catòlica


Benedicto XVI beatificó en el 2010 el Cardenal y Siervo de Dios John Henry Newman (1801-1890). El cardenal Newman fue una figura muy relevante del pensamiento y la Religión inglesa del siglo XIX. Fue un pastor anglicano que, tras intentar restaurar la Iglesia inglesa con el retorno a las creencias y formas de culto tradicionales de la Iglesia, se convirtió al Catolicismo en 1854. Fue nombrado Cardenal por León XIII y facilitó la fundación de la Universidad Católica de Irlanda (la actual University College de Dublín, la universidad más grande de Irlanda). El Cardenal Newman se trasladó a Dublín como Rector donde fundó la "Literary and Historical Society". Entre sus muchas y valiosas aportaciones intelectuales nos interesa destacar una contribución muy significativa, como fue entender en pleno siglo XIX, la importancia de la Educación Superior Católica, expresada en su libro quizá más significativo "The Idea of ​​a University ".

Un primer elemento que nos surge al interpretar la aportación de Newman es la necesidad de tomar conciencia de que las universidades nacieron como escuelas catedralicias en las ciudades de la Baja Edad Media en Europa, convirtiéndose en centros de educación superior no sólo para clérigos, sino también para los laicos. La Teología se estudiaba junto a las Matemáticas y la Retórica entre otras disciplinas (el "Trivium" y el "Quatrivium" de las escuelas monásticas carolingias, que remiten a los fundamentos del alma europea). Las primeras profesiones (Teología, Medicina, Derecho, ...) nacieron en aquellas primeras Universidades Católicas europeas. El nombre de Universidad deriva precisamente del nombre de su estatuto legal, que se constituía como asociación de estudiantes y profesores con características de autonomía respecto a otras instituciones de su tiempo. De ahí vienen algunos rasgos de la universidad como la idea de comunidad académica, de elección democrática del rector, de libertad en la búsqueda de la Verdad, etc ... Con los siglos muchas de las universidades se convirtieron en reales y luego en estatales. Sin embargo no se pueden olvidar los orígenes, aunque hoy en día muchas personas, dentro y fuera de la Universidad, no sean conscientes de ellos. Recuperar esta conciencia es lo que hizo Newman en un debate abierto con la Universidad Moderna de su tiempo. La Universidad Moderna había evolucionado hacia el profesionalismo y la especialización científica, basándose en el dinamismo de las ciencias positivas.

En este debate, Newman discutió la idea de que las ciencias materiales hagan, por sí mismas, el hombre moral. Es decir que el conocimiento por sí mismo, no hace al hombre mejor. No se puede pretender "cortar el granito con hojas de afeitar", o "amarrar una embarcación con un hilo de seda", escribió Newman, haciendo referencia que no se puede esperar que con instrumentos delicados, como son el conocimiento humano y la razón humana aplicada a la ciencia, se pueda luchar contra gigantes que tienen una gran fuerza, como son la pasión y el orgullo del hombre. Hacen falta pues los instrumentos adecuados y, además, fuertes convicciones reforzadas por un intelecto sólido que guíe la voluntad y desarrolle el carácter para alcanzar éxito en esta tarea. En este punto nos recuerda mucho a un contemporáneo suyo, nuestro Balmes (queda pendiente hablar de él en algún artículo).

Otro aspecto importante en este diálogo con la universidad moderna es la importancia de la enseñanza de la Teología, que Newman definió (refiriéndose a la Teología Natural o conocimiento de Dios) como la más alta Ciencia. La exclusión de la Teología de la Universidad niega la voluntad declarada por la Universidad de alcanzar un conocimiento universal ("Universitas" también tiene este significado). El conocimiento para Newman es un todo, la Verdad religiosa no es sólo una parte, sino una condición de conocimiento general.Para Newman, está claro que las ciencias contienen verdad, en el "fragmento" (por decirlo con una palabra comprensible hoy) hay reflejo de la verdad, pero para tener toda la Verdad no es suficiente con el fragmento, se requiere la conciencia de totalidad y la condición de la Verdad misma.

Otras aportaciones no menos importantes del Cardenal Newman fueron: la insistencia en la armonía entre Fe y Razón, la importancia del compromiso apasionado y ardiente con las Verdades Católicas, la búsqueda de la virtud dentro de una cultura Católica, y las formas que ha tener una correcta asimilación del pensamiento proveniente de fuera de la tradición Católica. Todas estas ideas forjadas por Newman tuvieron una notable influencia en el mundo Católico Universitario Europeo. A nosotros nos pueden servir hoy para revisar la identidad y la misión de nuestras instituciones de Educación Superior.

lunes, 23 de enero de 2012

Educación como mediación


En la anterior entrada tratábamos brevemente sobre aprender a pensar. Y esto nos lleva a considerar la dimensión mediadora de la educación. La relevancia de entender la educación como mediación está en que esta concepción va más allá de concebir la educación sólo como instrucción o como transmisión de conocimientos. Y es esto tan relevante? Veamos: Hasta hace poco tiempo incluso algunos profesores catedráticos o titulares de Pedagogía sostenían que las instituciones educativas (escuela, universidad) sólo tenían que instruir, que transmitir conocimientos! Esto estaba muy en consonancia, por otra parte, con los ideales de la Modernidad: transmitir conocimientos y como máximo inculcar algunos valores de ciudadanía a través de materias como la historia, entendida como historia del progreso humano regido por la ciencia y la tecnología . No digo que no sea coherente, ni que esté mal. Sólo que si entendemos la educación como mediación nos damos cuenta del hecho de que la perspectiva anterior no es suficiente para explicar todas las dimensiones de la educación.

Hay varios significados de la palabra mediación. El significado más empleado es el que entiende mediación como situación de estar en medio de dos partes con posturas e intereses diferentes y / o como proceso de ayuda para resolver conflictos entre partes. Sin embargo este no es el único significado de la palabra mediación, ni el más utilizado por la educación, que es el que expondremos a continuación.Mediación se entiende, también desde la psicología y la educación, como estar en medio pero en este caso entre el individuo que aprende y su cultura de referencia. Los mediadores primeros son los padres y después también los adultos que tienen una función educativa. Vygotsky, un psicólogo ruso de principios del siglo XX, es quien primero entendió la mediación de esta forma. Así la cultura, a través de este proceso antropológico de mediación, se convierte en fuente de humanización. Es toda una perspectiva que ha dado lugar a considerar la importancia de las dimensiones sociales y culturales, como complementarias a las más biológicas e individuales.

Entendemos cultura en sentido amplio del término, en sentido antropológico: valores, aprendizajes, actitudes o comportamientos valorados por un grupo humano y que pasan de una generación a otra. No estamos hablando de inculcar unos valores u otros, estamos hablando del proceso general mediante el que todas las culturas humanas, por el hecho de serlo, traspasan a sus miembros más jóvenes su visión del mundo y aprendizajes básicos y así las personas y las culturas tienen una continuidad generacional. Es importante hacer notar aquí que los procesos de mediación no siempre son totalmente conscientes o controlados, sino que como Bruner sostiene, forman parte del estilo de vida técnico-social humano. Así es como este autor estadounidense estudió y entendió el proceso de adquisición del lenguaje por parte de los niños y niñas.

Y que hacen los mediadores? Feuerstein nos explica cómo los mediadores seleccionan los estímulos educativos, los enmarcan en el espacio y en el tiempo y también dotan los estímulos de significado. Sin este proceso de mediación no acabaríamos de salir de los modelos conductistas, centrados en conectar estímulo con respuesta. Para el individuo, cuando los mediadores no han actuado, ello se traduce en un estado de desorientación y falta de identidad cultural que le deja en una situación desfavorable. Los mediadores ayudan en el proceso de flexibilizar la mente, de estimular la confianza en las propias posibilidades y ayudan fundamentalmente a lo que Feuerstein observa como característica más importante de la antropología humana: la capacidad de adaptarse y cambiar. La perspectiva de Feuerstein fue introducida en Cataluña y en España hace unos años por La Salle. Yo la descubrí del Hno..Ramon Farrés y desarrollé sobre esta perspectiva la tesis doctoral.

La educación puede entenderse como mediación. Así no sería posible educar sin trasladar, más conscientemente o menos, una visión del mundo, una actitud ante los objetos de conocimiento y ante los demás.Los educandos aprenden de todo, de lo que se les enseña consciente y deliberadamente pero también aprenden del ejemplo que se les da. Por lo tanto el contenido a aprender no agota la finalidad de la educación. Se enseña para la vida y el contenido es un medio. Desde la perspectiva que consideramos no se puede prescindir de esta dimensión, ya que está implicada en el mismo hecho de enseñar y aprender. Mejor, por tanto, hacernos conscientes de todos los procesos involucrados en el enseñar y aprender y así poder clarificar mejor qué supone la interacción educativa y qué elementos están implicados en ella.

Una educación sin la dimensión de la mediación pone, por ejemplo, las cosas más difíciles a la educación religiosa. Más allá de transmisión de información, es importante para la educación religiosa que el educando pueda relacionar lo que aprende con la vida. Educar en la dimensión religiosa encuentra su encaje natural en entender la educación como mediación.

martes, 17 de enero de 2012

Sobre aprender a pensar


Imaginar, recordar, planificar, resolver problemas, redactar, calcular, memorizar, meditar,... Son actividades mentales diferenciadas y que involucran áreas diferentes del cerebro. Nos referimos a todas estas actividades con una misma palabra genérica: "pensar". Pensar por tanto no es una única y simple actividad mental, sino muchas actividades diferentes, a veces interrelacionadas. Muchas actividades humanas requieren del pensamiento. Pensamos con palabras, con imágenes, con acciones,... Vamos al pasado, anticipamos el futuro... Siempre que pensamos, sin embargo, accedemos al contenido de nuestra mente en el momento presente. Pensar es quizás la actividad de la mente humana que más nos diferencia de otras especies. Pensando devenimos conscientes: nos identificamos con pensamientos sobre nosotros mismos y así construimos una identidad y también una autobiografía. Porque pensamos podemos ir construyendo quiénes somos, de forma relacionada con los que nos rodean y con los contenidos de nuestra cultura. Es un reto ser conscientes de nuestros pensamientos y de su potencial. Pensar es una actividad fundamental para la persona.

Es lugar común en los debates sobre educación considerar que la educación básica debería permitir al menos desarrollar "las cuatro erres", que son: "Reading, wRiting, aRithmetics y Reasoning". Esta cuarta R, pensar, ha ido ganando en importancia en la sociedad en la que vivimos. Nunca como ahora las personas se han tenido que enfrentar con tantas situaciones en su vida que requieren aplicar el pensamiento (ámbitos laboral o profesional, de la propia salud, de las relaciones interpersonales, del autoconocimiento, también de la espiritualidad) . Pensar más y sobre todo pensar mejor es también una necesidad -como Sócrates intentó en su tiempo- para crear una sociedad mejor.

Recuerdo que en sus conferencias sobre aprender a pensar Josep M. Terricabras, con su estilo enérgico e irónico característicos, comenzaba diciendo: "No hay que enseñar a pensar, ya sabemos pensar". No puedo estar más de acuerdo con la segunda parte de la frase, sí, ya sabemos pensar. Sólo añadiría un matiz a la primera parte: Creo que se tiene que facilitar el aprender a pensar, porque de lo que se trata es de aprender a pensar bien. Y pensar bien no es algo que venga dado, hay que aprenderlo y ejercitarlo. Ya Balmes en su Criterio ponía en primer plano la importancia de pensar bien para afianzar el criterio, destacando las dificultades y problemas que puede traer el pensamiento cuando no está adecuadamente ejercitado.

Hablando muy en general y sin entrar en detalles, los currículums habituales deberían facilitar la ejercitación del aprender a pensar en los "procedimientos" de las materias y/o en espacios y tiempos específicos. Muchos son los beneficios de trabajar con alguno de los muchos programas específicos para aprender a pensar, en la consecución de esta finalidad de aprender a pensar bien. Ejemplos de algunos programas específicos, entre otros, son el PEI de Feuerstein o el PAI de Marian Baqués. Los educadores que trabajen con estos u otros programas podrán tomar más conciencia de los procesos involucrados en el pensar bien, de las diferentes modalidades de pensamiento y de la naturaleza dialéctica del pensar. Los educandos podrán adquirir más vocabulario sobre el pensamiento, tomar también conciencia de las diferentes tipologías de pensamiento y de cómo aplicar el pensamiento a diferentes situaciones de la vida. La relevancia de los contenidos y procedimientos aprendidos en la escuela está en que sirvan para la vida, sea en los ámbitos laboral, interpersonal, social, religioso ... Trabajar el pensamiento en la escuela, la cuarta R, es trabajar en esta dirección. El objetivo es aprender a pensar bien en la escuela para pensar bien también en la vida.