Un aspecto interesante, de entre los muchos que habría para hacer una reflexión, es la descripción de cómo funciona el proceso perceptivo de la mente, que trata de elaborar y dar significado a la información que llega de los sentidos, convirtiéndola en la imagen que tenemos del mundo. Incluso los procesos más básicos a nivel inconsciente consisten en comparar características de los objetos, colocando en primer plano los rasgos diferenciales y dejando los aspectos menos singulares en un segundo plano, distinguiendo así entre "forma" y "fondo". Este proceso, que cuenta con mucho más detalle el libro citado, permite contribuir a explicar cómo se pasa de los objetos del mundo físico al mundo subjetivo o mental, una preocupación del autor a lo largo de la obra, y un problema que, con formulaciones diferentes, ha estado presente en muchos autores en el transcurso de la historia del pensamiento. Sería ahora largo explicar los detalles, sin pasar por todos los pasos y las reflexiones que realiza el autor, fundamentadas en la investigación científica neuropsicológica. Quisiera reflexionar sólo sobre un aspecto que parece relevante.
Nuestra mente es muy eficaz detectando rasgos de los objetos y creando e identificando esquemas o patrones, a partir de unos pocos datos que, como decíamos, pasan al primer plano, dejando las otras informaciones al "fondo". Este proceso perceptivo permite identificar con gran rapidez un objeto a partir de unas pocas características y sacar consecuencias para el comportamiento. El autor expone también cómo este proceso básico, tan arraigado en nuestra mente, es también la base sobre la que, a partir de pocos datos y comparando constantemente lo que nos une y lo que nos separa como seres humanos, sacamos conclusiones demasiado rápidas sobre los demás basándonos en poca información. Es una de las formas para explicar la base neuropsicológica para los prejuicios, que son la causa de muchos conflictos entre las personas y los grupos. Así pues un sistema que es muy eficaz para tratar con los objetos constituye una limitación cuando sus automatismos actúan en el ámbito de la relación humana.
Se requiere de un pequeño esfuerzo de conciencia para tomarnos más tiempo, para considerar más datos, para no atender sólo a las diferencias e incorporar más el "fondo", es decir las muchas cosas que nos hacen iguales a los seres humanos y que nuestra mente puede dar automáticamente por descontadas. Amar a los demás conlleva seguro tomar en consideración aspectos de las personas a los que tal vez no habíamos prestado suficiente atención.