Universidad y Educación

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Nunca había pensado de joven que una parte muy importante mi trayectoria profesional sería la dedicación a la gestión y a la política universitarias. Sí que había estudiado pedagogía y desde que pude reflexionarlo con suficiente conciencia me di cuenta de que quería dedicarme a la educación de personas y mejor de jóvenes y adultos, pero fue inesperado cuando por una proceso de elección entre profesores, y con el apoyo imprescindible de personas como Jaume Bayó, Andreu Oliveras, Josep Vidal y sobre todo el Dr. Salvador Pié me otorgaron  la confianza, cuando era muy joven (27 años) de darme una primera responsabilidad como jefe de estudios de la Escuela de Maestros Blanquerna, con el nombramiento del entonces Cardenal Narcís Jubany. Fue una experiencia muy interesante pues pude incidir en la mejora de procesos de gestión (Como matemático me gustaba la precisión en los procesos). Además en aquellos años se iniciaron las primeras reuniones para la creación de la Universidad Ramon Llull en las que participé representando a Blanquerna.

Desde el principio entendí que tenía que contribuir a crear una universidad diferente a la que yo había tenido, centrada en la persona y que formara integralmente. Así me impliqué en un primer proyecto de Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación. Esta facultad impartiría estudios de Psicología, Pedagogía y Psicopedagogía. Quise imaginar un replanteamiento del método Blanquerna a partir de la visión de lo que creía que debía ser la universidad y redacté los primeros esbozos de lo que denominamos después trabajo de Seminario. Aquella primera comisión con Andreu Oliveras, Alex Damians, Francesc Rovira, Miquel Tresserras y yo mismo pusimos las bases de lo que debía ser la nueva facultad, con unos principios que se anticiparon casi en 20 años a lo que luego se ha denominado como proceso de Bolonia.

El Dr. Salvador Pié me otorgó de nuevo su confianza a mis jóvenes 29 años nombrándome decano en funciones de la todavía inexistente facultad, que un curso más tarde, el 91/92 iniciaría su camino y de la cual tendría el honor de ser su primer decano. Fueron su unos años fascinantes de trabajo muy intenso pero con una gran satisfacción de avanzar por un territorio nuevo que con cuatro cursos alcanzó ya los más de 3000 alumnos. Entretanto me impliqué también en el proyecto de creación de nuevos centros la Escuela de Enfermería y Fisioterapia y la Facultad de Ciencias de la Comunicación. No todo fueron éxitos, algún proyecto se quedó en el camino. Tampoco lo hice solo sino con otras personas, pero logramos convertir en realidad y animar a personas en lo que fue el embrión de la Blanquerna actual. En un acto de graduación de la primera promoción, Blanquerna me agradeció ese trabajo con la concesión de la placa honorífica como "primer graduado" de la Facultad que había contribuido a crear.

Entretanto ya he explicado cómo se estaba gestando la universidad Ramon Llull en reuniones entre el Cardenal Jubany y diferentes instituciones vinculadas a la Iglesia de Barcelona. Tuve el privilegio de participar en muchas de aquellas primeras reuniones, sobretodo en unas que eran las de la denominada Comisión Académica que debía integrar académicamente los centros. Con el primer equipo rector formado por los Dres. Coll, Gassiot y Martí se vio la necesidad de la presencia de alguien de Blanquerna, que pudiera organizar además la Secretaría General. Así es como fui nombrado primer Secretario General de la Universidad Ramon Llull y tuve el privilegio de iniciar la singladura académica de esta universidad a partir de estructurar todos los procedimientos universitarios. Otra vez era un territorio nuevo: éramos la primera universidad privada en un contexto de fuerte tradición de universidad pública. Teníamos que abrir camino con las administraciones de aquí y de allí y no siempre fue fácil. También teníamos que encontrar el tono en nuestros actos públicos, crear un estilo y encontrar un encaje en la sociedad a partir de saber explicar nuestro proyecto. Visto en perspectiva podemos hacer un buen balance del camino recorrido. Con algunas dificultades, lógicas de los caminos nuevos, la experiencia adquirida nos colocó en el lugar de una universidad de referencia para muchas universidades privadas y finalmente también para muchas públicas.

Una vez aprobados los estatutos, se eligió un nuevo rector que confió en mi al nombrarme Vicerrector Académico/Secretario General, cargo que mantuve durante toda la etapa del rectorado del Dr. Gassiot. Estos años fueron los del crecimiento, incorporación de centros y también años de conocimiento entre nosotros, debiendo confrontar la realidad de la colaboración a partir de culturas, visiones y tradiciones diferentes. Fue un período exigente pero fascinante. La experiencia de conocer centros como IQS, La Salle, ESADE, Facultad de Filosofía, Pere Tarrés y otros, así como las personas concretas que están detrás de estas instituciones ha sido una experiencia imborrable. 

Aún hubo una etapa más, con la rectora Giménez-Salinas que confió también en mí por cuatro años más. Fue la etapa del proceso Bolonia, y del aumento de la presencia social de la universidad. Por esta trayectoria el Patronato me concedió por unanimidad, en el 2006, la Medalla de Oro de la Universidad.

Son muchas las experiencias y creaciones de estas etapas en aspectos como profesorado, estudiantes, planes de estudios, títulos, procedimientos académicos, política de calidad, relaciones institucionales, comunicación, relaciones internacionales, que son los ámbitos en los que me dediqué durante períodos más cortos o más largos. Un proyecto importante fue la creación de la universidad de verano Ramon Llull de la que me convertí en el primer director, con la subsede en Puigcerdà.

Tuve también una intensa experiencia internacional. Aprendí del funcionamiento de las universidades estadounidenses de las estancias en la Ohio University, la Case Western Reserve University y la Columbia University. Por otra parte cuando el Dr. Gassiot fue nombrado presidente de la FUCE (Federación de Universidades Católicas Europeas) me implicó en algunos estudios o ponencias por encargo de los rectores europeos del consejo de la FUCE. Esto me llevó a poder conocer de cerca las diferentes universidades católicas europeas. Otra experiencia fue la concesión en 1998 de la Beca Eisenhower, beca que consistió en representar a España en un programa de formación para el liderazgo y de visitas a más de 100 profesionales a lo largo de todo Estados Unidos. Mi tema fue la política educativa y universitaria en Estados Unidos. Pude visitar las principales universidades y agencias federales estadounidenses e introducirme en el sistema político de los USA.

He publicado libros y artículos en revistas internacionales sobre la política universitaria, y he dirigido algunas tesis doctorales y participado en diferentes tribunales sobre temas de gestión universitaria y temas afines. AQU Catalunya y otras agencias como la CNEAI acreditaron la calidad de mi investigación que en parte recoge esta experiencia de política universitaria.