lunes, 12 de marzo de 2012

Ante tiempos de dificultades


No es ningún secreto: los tiempos que vivimos no son fáciles. Nos hemos ido encontrando con muchos cambios, las noticias nos hablan cada día de más y más problemas y no parece que se vea el final. Puede parecer que se hayan debilitado algunas certezas y seguridades que teníamos sobre el sistema en que vivimos (económicas, laborales, institucionales, políticas, ...). Quizás algunas dificultades se nos han manifestado también a nivel personal, o en nuestra red cercana familiar, de amistades, de trabajo, etc. Sea cual sea la situación de cada uno, esa sensación de mayor precariedad no es precisamente cómoda.

Hay una dimensión objetiva de las dificultades que no querría minimizar, ni frivolizar con ella. Algunos lo pasan mal, tal vez están en el paro, quizás han tenido que reducir el nivel de consumo de bienes, etc. Y siempre es objetivamente más difícil soportar una situación de dificultad cuando se viene de una anterior de abundancia, que no cuando ya se está acostumbrado a la precariedad. Estamos pues en el lugar difícil. Esto es especialmente aplicable a la gente joven que creció en la situación de optimismo anterior y ahora se encuentra con menos oportunidades de las que pensaba que tendría, con estas tasas de paro juvenil tan elevadas.

Más allá de esta dimensión objetiva, que es real, debemos ser conscientes sin embargo que también hay una dimensión más subjetiva, que tiene que ver con la conciencia que tenemos de estas dificultades y de cómo actuamos, o al menos intentamos actuar, a pesar la incomodidad de los tiempos. Posiblemente estos tiempos de ahora nos ponen más "a prueba". Una primera actitud ante las dificultades de cualquier tipo, comunes en estos días (personales, laborales, etc.), es la de pensar: "no puedo con ellas", "es demasiado para mí", o bien: "no es el momento para actuar "," voy a esperar tiempos mejores y a posponer mis decisiones ", o también" voy a procurar seguir como estoy”. Incluso puede parecer justificable pensar que: "La responsabilidad es de los otros (sistema financiero, político, ...), así que yo no puedo hacer nada", "que lo arreglen los responsables que han creado el problema". Son actitudes comprensibles, quizá razonables, y que parecen llevarnos a una cierta seguridad inmediata. Sin embargo estas actitudes posiblemente no contribuirán mucho a cambiar la situación a nivel global y seguramente tampoco a nivel personal, ya que la situación incómoda probablemente seguirá como antes.

Otra actitud posible es la de tomar conciencia de que la sensación de mayor presión y estrés puede ser un indicativo de la necesidad de cambiar para hacer las cosas de forma diferente. A nivel de desarrollo individual podemos tener esta percepción cuando estamos a punto para avanzar en un ámbito de nuestra vida (económico, profesional, relacional, espiritual, ...). Podemos responder con miedos y dudas o entender que se nos presenta una oportunidad para responsabilizarnos y comprometernos más. La novedad de la situación que se da ahora es que sabemos que seguramente no obtendremos los resultados inmediatamente. Quizá era un espejismo de otros tiempos para algunos el pensar que iban a conseguir resultados rápidos con un pequeño esfuerzo. Ahora quizás toca actuar con una mayor conciencia y valor, porque los resultados no se ven inmediatamente.

La forma de responder a este reto que se nos presenta tiene una insoslayable dimensión personal. Algunos podrán pensar que es un buen momento para invertir en formación para preparar un futuro diferente, otros quizás podrán decidir que a pesar de todo puede ser bueno tomar la iniciativa, aunque sea asumiendo algún riesgo más, también puede ser un momento para asumir responsabilidades aunque cueste un poco más y se tenga que trabajar más para conseguir lo mismo. Sin embargo seguro que es un momento de replanteamiento a fondo de las prioridades que tenemos. ¿Cuáles son las cosas realmente importantes en la vida? ¿Qué nos hace felices? Todo esto nos debería llevar a ser más conscientes de que debemos tener más en cuenta a los demás, servir más y compartir más. En definitiva seguramente es tiempo de poner el pequeño grano de arena de parte de cada uno, aunque sea en una pequeña esfera de nuestra vida, para contribuir a acercar un futuro mejor. Un objetivo para este tiempo de Cuaresma?

No hay comentarios:

Publicar un comentario