lunes, 13 de febrero de 2012

Newman-Adams: Dos visiones de la Educación Superior


En un artículo anterior valorábamos la aportación del Cardenal Newman a la concepción de la Educación Superior Católica. En este artículo vamos a contrastar su aproximación con la de Henry Adams (1838-1918), un contemporáneo suyo de Estados Unidos. Pretendemos entender cómo estas perspectivas del S. XIX influenciaron la Educación Superior y como la marcaron de tal forma que en cierto modo perduran actualmente.¿Quién fue Henry Adams? ¿Por qué es importante?

Henry Adams provenía de una familia perteneciente a una cierta aristocracia norteamericana, por decirlo de alguna manera: Un bisabuelo suyo había sido John Adams, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, por cierto ya sensible respecto de la importancia de la Educación. A mediados del siglo XIX Adams fue estudiante del Harvard College, experiencia que dejó escrita en un libro "The education of Henry Adams" (1907), donde explica su experiencia en el College y su visión de la Educación Superior. Para hacernos una idea de la influencia de este libro hay que decir, por ejemplo, que la Modern Library lo puso en primer lugar de entre los libros ingleses de no ficción de todo el siglo XX! No es poca cosa teniendo en cuenta que se trata de un libro con ideas sobre Educación Superior. El Libro de Adams es introspectivo, pero trata el mismo tema que el libro de Newman que habíamos referido anteriormente: La relación de la tradición cristiana con la Modernidad.

Es muy interesante la comparación que hace entre Newman y Adams el Dr. Michael J. Buckley (SJ) del Boston College, una de las 10 universidades privadas con más demanda de los Estados Unidos y que pude visitar en 1998. Newman y Adams fueron ambos: personas con mucha sensibilidad, percepción y disciplina; personas con capacidad persuasiva y de argumentación; personas con lenguaje flexible, y también personas exigentes con los estándares para evaluar el logro de las realizaciones humanas. Ambos, por tanto, valoraron la educación humanística. Para Buckley sin embargo las diferentes aproximaciones que tuvieron respecto al compromiso con el cristianismo, marca todavía el debate en la formación universitaria de hoy.

De Newman hablamos ya un poco. Y ¿Qué pensaba Adams?

En palabras de Adams, en la obra que hemos citado: "Lo más sorprendente de la educación es que no arruine a todos los que están involucrados: profesores y estudiantes". "En Harvard, en 1858 esta herida era sin embargo más pequeña". Adams explica como en Harvard se enseñaba poco contenido y con malos métodos, pero al final esta educación dejaba la mente abierta, libre de sesgos, ignorante de hechos pero dócil. Los graduados tenían pocos prejuicios, conocían poco pero su mente quedaba flexible, dispuesta a recibir conocimiento.

El P. Buckley expone como la visión de Adams demuestra como en su época se había reinterpretado el Calvinismo originario de los fundadores de Harvard. Los cursos de Teología no son especialmente recordados por Adams. De hecho Adams expone como en aquel tiempo ni el Presidente ni los estudiantes se tomaban el contenido de la educación demasiado en serio. La clave para Adams es que: "El College ofrecía ventajas vulgarmente llamadas como sociales, más que mentales".

Adams quiso recordar en su libro que un pariente suyo le dijo el día de la graduación que había hecho el discurso de promoción con poco entusiasmo. La calma, desapasionamiento, hábito crítico de la mente, son actitudes distantes respecto-como las llama Adams-las convicciones inflamadas. Así valora la importancia de distanciarse de los principios fijos. Para Buckley es una clara señal que Harvard había atenuado los principios cristianos. Estamos hablando de mediados del siglo XIX.

Para Newman, en cambio y tal como expusimos, los principios cristianos son la fuente de la integridad de la Universidad. La universidad es entendida como producto del Cristianismo. Así el resultado de la Educación es el hábito filosófico de la mente: Cultivar el intelecto para discriminar las convicciones y fortalecerlas. También da, por tanto, importancia a lo que se denomina en los USA como Educación Liberal (Humanidades) pero pensaba claramente que: "Sin principios que sirvan al intelecto para construir sobre ellos no es posible la discriminación de las convicciones, ni tampoco la comprensión de las consecuencias de los propios actos ".

Para Buckley: Los dos estudian el propósito y carácter de la Educación Superior: Para Adams el desarrollo social de facto es valorado por encima del desarrollo mental, para Newman es justo al revés.Para Newman: "El desideratum no son los modos y hábitos del 'gentelman', que pueden ser adquiridos por otras vías: por una buena sociedad, viajando o por la gracia y dignidad innatas de la mente Católica".Así-piensa Newman-el dominio sobre nuestros poderes no se gana sin esfuerzo y ejercicio de años. Este es para Newman el cultivo real de la mente.

Son pues dos maneras de entender la relación entre Cristianismo y Modernidad: una liberal, y la otra tradicionalista, si les tenemos que poner una etiqueta. Por tradicionalismo entendemos aquí -sin embargo- revitalizar la tradición incluyendo la Modernidad.

Buckley expone que, así como Harvard floreció como una de las mejores universidades del mundo a través de los años, Newman y su ideal de Universidad Católica, iniciado en Dublin en 1882, al final en cierta foma fracasó unos años más tarde, cuando la Universidad Católica se convirtió en un University College en la Universidad Real de Irlanda. Sin embargo la perspectiva de Newman quedó como un ideal de Universidad Católica, ideal que impulsó la fundación de diferentes Universidades Católicas en todo el mundo, y que en buena parte queda recogido como legado en la Constitución Apostólica "Ex-corde Ecclesiae" de Juan Pablo II.

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