lunes, 14 de noviembre de 2011

Antoni Brufau investido como Doctor Honoris Causa en el IQS

(Artículo publicado en Catalunya Religió. Mar, 2/11/11)


La semana pasada se celebró en el IQS la ceremonia de investidura como doctor honoris causa por la Universidad Ramon Llull del Dr.. Antonio Brufau Niubó. Haré unas reflexiones sobre el significado de este acto y otras sobre su relevancia.

En la universidad medieval el doctorado proporcionaba la autorización para realizar docencia en cualquier universidad. La utilización del latín como lengua común europea y la cosmovisión cristiana en la que habían nacido las universidades, facilitaban la circulación de profesores mucho antes de lo que se ha denominado como el Espacio Europeo de Educación Superior. En las universidades europeas de hoy en día, a pesar de la evolución de los conocimientos y a pesar también el carácter público o estatal de la mayoría de ellas, quedan todavía algunos aspectos que recuerdan sus orígenes como instituciones nacidas en el corazón de la Iglesia Un acto muy significativo en este sentido es el de concesión del grado de doctor "honoris causa". Recibir el doctorado "honoris causa" supone recibir el reconocimiento como doctor por la vía del honor más que por la vía habitual que bien podríamos denominar-parafraseando la expresión anterior-como "laboris causa". Son merecedoras de este reconocimiento personas, que por su trayectoria profesional o cívica, la universidad-a propuesta de alguna de sus facultades-quiera distinguir y honrar.

Se ha conservado en la ceremonia de reconocimiento de este grado honorífico un ritual especial del que no se suele conocer del todo sus orígenes y su sentido. La casi-liturgia de este acto nos recuerda muy claramente las raíces de la universidad, que las tenemos que encontrar en el hecho de que eran instituciones de la Iglesia, antes de que éstas se pasaran a ser reales y estatales. Un primer elemento es el traje académico formado por la toga, la muceta y puñetas, que es una evolución de los hábitos clericales de los doctores de las primeras universidades. Así por ejemplo Santo Tomás-dominico-enseñaba en diferentes universidades europeas, y es hoy el patrón de las universidades. El birrete es el signo distintivo del grado de doctor, y el elemento visible que simboliza este grado. El color del birrete, así como el de la muceta, indican la especialidad. En la universidad española: blanco para Teología, azul oscuro para Ciencias, azul claro para Letras, rojo por Derecho, amarillo para Medicina, etc. El color negro, muy elegante, corresponde al magnífico rector. El Dr.. Brufau estuvo investido con un birrete de color naranja que corresponde a una disciplina más reciente en la universidad como es la Economía. Este color parecido a color butano es apropiado para esta profesión que últimamente por la crisis económica hay que escuchar tanto, y era muy acertado para el caso ya que es casi el color corporativo de la compañía del Dr. Brufau. Al comienzo del acto se forma una comitiva colorista con el claustro de la Universidad, con los doctores más nuevos delante, los más antiguos o con cargos a la universidad detrás y con el rector, en nuestro caso rectora, al final de la comitiva. La diferenciación de colores indica la diversidad de disciplinas.

El acto se inicia con la entrada de la comitiva sin el doctorando, la rectora una vez leída el acta de nombramiento pide que se le vaya a buscar, lo que hace el profesor que lo patrocina en nombre de la facultad. Una vez el doctorando está en la sala, sin birrete, el profesor que lo patrocina hace una intervención elogiando los méritos del candidato. Acto seguido la rectora le entrega el título de doctor, le impone el birrete (signo de doctor), le entrega unos guantes blancos (símbolo de pureza) y un anillo (para sellar dictámenes profesionales). Finalmente le da un abrazo fraterno acogiéndolo así como nuevo miembro de la comunidad académica. El nuevo doctor hace un discurso y el rector realiza también una intervención final. Para cerrar el acto sale la comitiva académica, ahora ya con la incorporación del nuevo doctor. Participar en este acto como profesor, formando parte de la comitiva, proporciona una sensación de fraternidad e identificación con los compañeros de claustro, aunque sean de disciplinas muy alejadas y diferentes, la sensación compartida de que todos somos una universidad, que estamos unidos en la diversidad. Entrar sin el doctor reconocido y salir con él a la comitiva es el signo de acogida y de vínculo con el nuevo doctor con el que a partir de ahora nos une ese vínculo.

El IQS es el centro de la Universidad Ramon Llull que más había conservado esta tradición, incluso en tiempos cuando en muchas universidades se acostumbraba a prescindir de estos elementos de la tradición. Entre doctores honoris causa del IQS hay incluso dos premios Nobel! Cuando comenzó la Universidad Ramon Llull, aunque muchas universidades públicas iban perdiendo estos elementos rituales, adoptamos el estilo del IQS y lo adaptamos al conjunto de la Universidad Ramon Llull. En los primeros doctores honoris causa del IQS se han ido añadiendo muchos otros de todas las especialidades y de un indiscutible prestigio académico y / o social.

El Dr. Tricàs, decano de la IQS School of Management, hizo el elogio de los méritos del Dr. Brufau, exponiendo magistralmente su trayectoria profesional. En su lección como nuevo doctor el Dr. Brufau nos habló de las incertidumbres del contexto económico que estamos viviendo apuntando algunas claves y proporcionando algunas ideas para tratar de encontrar soluciones. No puedo reproducir aquí ni la lista de los méritos indiscutibles del candidato ni tampoco su  discurso completo. Tampoco citaré las aportaciones del magnífico discurso de la rectora. Recogeré sólo algún aspecto del discurso del nuevo doctor que me parece muy significativo.

Entre las aportaciones del Dr. Brufau, en cuanto a la situación de la economía mundial, nos habló de una triple incertidumbre provocada por: los cambios en la gobernanza mundial en un nuevo equilibrio internacional, los problemas relacionados con la energía y el medio ambiente y los cambios que se están produciendo en el seno de la sociedad. Muy significativamente en su reflexión sobre los aspectos energéticos, apostó por encontrar alternativas al petróleo, fomentando las energías renovables. Teniendo en cuenta que preside una compañía petrolera-Repsol- es todo un signo de hasta qué punto hay una necesidad de cambio de modelo energético. Para la salida de la situación de incertidumbre y crisis apuntó algunas ideas: Innovación, talento y globalización y en concreto más Europa. Insistió en que hay que apostar por el talento, saber distinguirlo, encontrarlo, estimularlo y reconocerlo para incentivar la innovación. El talento-dijo Brufau-es el rasgo distintivo que puede aportar Europa en el mundo globalizado de hoy. Seguramente muchos aspectos otras áreas del mundo pueden hacerlos igual o con más eficiencia que nosotros los europeos. El valor añadido nuestro debe ser la innovación basada en el talento. Tenemos que ser audaces y creativos-dijo al terminar-. Unas muy interesantes reflexiones y propuestas en un entorno muy apropiado.

Pensé que en ese acto se estaba uniendo lo antiguo con lo nuevo: el viejo ritual de la Universidad europea, con el conocimiento más nuevo de la Economía como respuesta a los problemas actuales y futuros. Esto me llevó a pensar también que el diferencial del talento europeo, por el que apostó el Dr.. Brufau, necesitará para que se pueda desarrollar del alma europea. Y el alma europea, como nos recuerda el ritual del doctorado honoris causa, tiene raíces cristianas. Seguramente que para que este viejo árbol que es Europa vuelva a producir frutos deberá volver a alimentarse de sus raíces.

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